La sardina en su entierro
Pena penita pena.
La sardina se murió
y hoy miércoles de ceniza
la sacan en procesión.
Por las calles de este pueblo
caminando muy despacio,
la acompañan con tesón
los vecinos y vecinas ¡Qué emoción!
Todos negro riguroso
visten para la ocasión
lloran, gritan y suspiran
dándose golpes de pecho ¡qué pena por Dios!
Siguen a unos buenos mozos,
que vestidos de etiqueta
en andas la sardina llevan triste
¡Qué experiencia por favor!
Le sigue la comitiva
unos del brazo de otros
y se hace una parada
en una plaza mayor.
Se le reza un buen responso
por el cura, el monaguilllo
o el sacristán, y si no cualquier
persona que en comitiva partió.
Que la sardina descanse
pedimos para la ocasión
y seguimos por las calles
llorando a moco tendido
¡Qué mal rato se pasó!
La hoguera ya se divisa
la sardina se quemó
y con ella todo lo malo
que en este año pasó.
Olvidemos los rencores,
la injusticia, el mal humor
el año que viene de nuevo
comenzará la función.
Lo malo de todo esto
lo recibe el boquerón
¡qué sólo él se quedó!
sin la mujer que el amaba
¡Vive Dios!
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